Estamos frente a un hecho histórico con el primer izamiento de nuestra enseña nacional en nuestro patio de secundaria en el año en que celebramos sus jovenes 60 años. El valor simbólico de la misma es tener un estandarte que nos protege, nos identifique pero, por sobre todas las cosas, nos una, sabiendo que bajo su manto se deben terminar las diferencias, los antagonismos y trabajar por el consenso que haga que nuestra comunidad se desarrollen y vivan dignamente en el presente, ideando un futuro en el que se sumen derechos que hagan realidad los sueños de todos los que nos precedieron y de los que se involucran diariamente trabajando para tener una patria con equidad, inclusión, con orden y solidaridad.
Palabras de Manuel Belgrano: “Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella”. Que todos podamos decir orgullosos que somos buenos hijos de esta patria y llevamos sus colores con respeto y dignidad; Su amor a la libertad y al ser nacional lo impulsó a soñar con un símbolo a la medida de nuestra identidad: La Bandera Argentina, que izó y saludó con sus soldados, a cada paso de su campaña militar.