Nuestra vida, nuestra historia como Hermanas Palotinas en la Argentina comienza con el Asilo “San José” para albergar niñas pobres, huérfanas  o de padres separados con dificultades para hacerse cargo de ellas. La casa fue donada  por el Sr. Manuel Luis Severi para abrigo y educación de las niñas. Era pequeña, pero, con todas las comodidades de una casa de familia. En su comienzo albergaba unas 15 niñas. Estudiaban fuera del Asilo y luego las hermanas las acompañaban, reforzando sus aprendizajes.

Como escuela también tuvo  un comienzo: Setiembre de 1953. La generosidad de otro laico, Sr. Antoni o Bossone y su esposa Inés hacen posible la ampliación del espacio con la donación de terrenos contiguos. Gracias a esta donación se pudo iniciar la construcción. Fue necesario solicitar un préstamo al Banco Hipotecario.

El 20 de setiembre de 1953 con gran emoción se inició con la bendición de la piedra fundamental, fue presidida por el Superior Regional de los Padres Palotinos, padre Miguel Thies SAC. Fue testigo nuestra Superiora Regional, Madre Felicita Spagnoli (residente en Brasil.)

 El 1ro. de marzo con la apertura oficial de la escuela primaria, se convierte el asilo “Ana Braschi de Severi” en el Instituto del Apostolado Católico. La aprobación por el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires fue el 11 de octubre de 1954. Su directora y única docente de 1er. a 3er. Grado fue la Hermana Eduviges Battistella.

La escuela ya tiene 64 años de vida. “Creció la vida porque mucha vida se entregó”.Actualmente cuenta con 16 cursos, de 1er. a 6tos años, repartidos en ambos turnos. Cuenta  con un total de 452 alumnos  y una planta funcional de 30 docentes. Desde el inicio fue testigo  la planta de Magnolia en el patio de la escuela. Al celebrar las Bodas de Plata (1979), ella, la Magnolia nos compartió  su experiencia:

Hace 25 años…
Hábiles y seguras manos que hundieron en tierra desinteresad de verme crecer y florecer en cada primavera.
Fui mudo testigo de un sueño que se convirtió en realidad.
Nació junto a mí, una obra de fe, al servicio de la educación. Junto a ella crecí, si bien es cierto que veinticinco años medidos en tiempo revelan juventud que comienza a prodigarse. Parece que fue ayer. Cuando frágiles y menudas, un grupo de jóvenes hermanas llegaron a esta Villa. Su espíritu inquebrantable, su tesonera voluntad, con ayuda de la Providencia y de quienes en ellas confiaron, levantaron año tras año, el Instituto del Apostolado Católico.
Sé que mi tiempo es limitado, en cambio él, perdurara de cara al sol.
Continuará formando generación tras generación, en la senda segura que brinda el amor a Dios.
Cumplirá un ciclo imperecedero, aquellas que fueron alumnas estudiosas, responsables, juguetonas, traviesas, serán maestras, profesoras, amigas, madres que, como hoy, conjugan un mismo verbo, dar…
Con el secreto deseo de recoger, no solo en primavera, como esta que corre ya, por mis leñosos vasos.

La magnolia.

Tenemos muy presente las Bodas de Oro: 1987 bajo el Lema:“Gracias al ayer nos unimos hoy para enriquecer el mañana”

En la  celebración Eucarística nos acompañó la Banda de la Penitenciaria de Ezeiza. Una torta,hecha por un grupo de madres del colegio, ocupaba todo el ancho del patio de primaria. La adornaban  50 velas que fueron sopladas por personas que fueron testigos y dejaron huellas desde su fundación. El brindis  fue acompañado de fuegos artificiales que le dieron más brillo a los  festejos; 50  alumnos  soltaron globos  con mensajes que eran los valores cosechados a lo largo de esta humilde pero grande historia.

Gracias al buen Dios que seguimos, con el mismo amor y fe, ya no como aquel entonces porque la realidad cambio pero si fieles a los ideales de San Vicente Pallotti.